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    Historia de la psicología Biológica


    La historia de la psicología biológica se remonta a la antigua Grecia, donde se pueden encontrar los primeros indicios de observaciones y estudios de los procesos biológicos del comportamiento humano. Los filósofos griegos Hopócrates, Platón y Aristóteles hicieron contribuciones importantes a la comprensión de la relación entre el cuerpo y la mente.


    El médico griego Hipócrates es considerado como uno de los primeros en abordar la relación entre la biología y la psicología. Hipócrates propuso la teoría de los cuatro humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra) para explicar las diferencias individuales en la personalidad y la salud mental. Según esta teoría, el equilibrio adecuado de estos humores en el cuerpo es esencial para mantener un estado de bienestar físico y mental.


    El filósofo griego Platón también contribuyó al desarrollo de la psicología biológica. En su obra "El Timeo", Platón propuso que el alma humana constaba de tres partes: la parte racional, la parte apetitiva y la parte irascible. Platón creía que estas partes del alma se encontraban en diferentes regiones del cuerpo y que el equilibrio entre ellas era crucial para el funcionamiento adecuado de la mente y el comportamiento.


    Aristóteles, fue uno de los primeros en realizar observaciones sistemáticas sobre los sentidos humanos y los movimientos del cuerpo. En su obra "De Anima", Aristóteles analiza la relación entre la sensación y la percepción, y argumenta que la percepción es un proceso cognitivo complejo que involucra tanto los sentidos como la mente. Además, Aristóteles estudió la relación entre la actividad cerebral y el comportamiento, argumentando que los procesos mentales y emocionales tienen una base biológica.


    Posteriormente, en la época helenística el médico y filósofo romano Galeno, que estudió en Grecia, también hizo contribuciones significativas a la psicología biológica. Galeno apoyó y expandió la teoría de los cuatro humores de Hipócrates, relacionándolos con los órganos y funciones específicas del cuerpo. Además, realizó importantes descubrimientos anatómicos y fisiológicos, como la función del sistema nervioso en la regulación de la conducta y la percepción.


    Sin embargo, la psicología biológica como disciplina se desarrolló en el siglo XIX con el trabajo de fisiólogos como Hermann von Helmholtz y Emil du Bois-Reymond, este último quien investigó la relación entre la electricidad y los procesos biológicos, y desarrolló el concepto de la ley de la acción y la reacción para explicar la transmisión nerviosa.


    La psicología biológica ha permitido importantes avances en la comprensión de la conexión entre el cerebro y la conducta humana. La investigación en esta disciplina se ha enfocado en una variedad de temas, como la percepción sensorial, el aprendizaje, la memoria, la atención, el sueño, la emoción y la motivación. En general, la psicología biológica busca comprender cómo los procesos biológicos y la actividad cerebral dan lugar a la conducta humana y los procesos cognitivos


    Uno de los primeros investigadores que contribuyó al desarrollo de la psicología biológica fue el fisiólogo alemán Hermann von Helmholtz. En la década de 1850, Helmholtz realizó estudios sobre la velocidad de conducción nerviosa, lo que lo llevó a desarrollar una teoría sobre la percepción visual y auditiva.


    Otro importante precursor de la psicología biológica fue el fisiólogo francés Charles Richet, quien en 1893 propuso la idea de que la memoria se almacenaba en el cerebro en forma de "huellas" o trazos. El psicólogo estadounidense William James también fue un pionero en la psicología biológica. En su libro "The Principles of Psychology" (1890), James presentó una teoría de la emoción que incluía la activación del sistema nervioso simpático.


    En las décadas de 1940 y 1950, la psicología biológica comenzó a experimentar un cambio hacia una mayor atención en la biología del cerebro y la conducta. Un importante precursor de este enfoque fue el neurocirujano canadiense Wilder Penfield, quien en la década de 1930 comenzó a explorar la relación entre la actividad cerebral y las experiencias subjetivas, como los sueños y los recuerdos.


    En la década de 1970, la psicología biológica experimentó un renacimiento debido a varios avances. Se descubrieron y aislaron varias neurotransmisores importantes, incluida la serotonina, los opioides endógenos como la endorfina, y los neuropéptidos. Esto condujo a nuevas teorías sobre cómo funcionan las drogas psicotrópicas y cómo la bioquímica cerebral influye en la conducta y la cognición.


    También en la década de 1970, se desarrollaron nuevas técnicas que permitieron estudiar el cerebro vivo, incluida la tomografía computarizada (TC), la tomografía por emisión de positrones (PET) y la resonancia magnética (RM). Estas técnicas dieron lugar a numerosos descubrimientos sobre la localización de funciones cognitivas y emocionales en el cerebro.


    En la década de 1980, se lanzaron los primeros medicamentos antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), que revolucionaron el tratamiento de la depresión y demostraron la importancia de la serotonina en la regulación del estado de ánimo. También se desarrollaron nuevos métodos para manipular y estudiar circuitos neuronales específicos, incluida la optogenética.


    En la década de 1990, la secuenciación del genoma humano sentó las bases para comprender mejor la genética del comportamiento y las enfermedades mentales. También se introdujo la resonancia magnética funcional (fMRI), que permitió estudiar las funciones cerebrales en seres humanos despiertos. La fMRI ha proporcionado una gran cantidad de conocimientos sobre los sustratos neuronales de la cognición, la percepción, la emoción y la conducta social.


    Desde entonces, la tecnología de neuroimagen ha avanzado significativamente, lo que ha permitido a los investigadores observar la actividad cerebral en detalle y comprender mejor cómo los procesos neuronales están relacionados con la cognición y la conducta. Algunos de los métodos de neuroimagen más avanzados en la actualidad incluyen la resonancia magnética funcional (fMRI) y la tomografía por emisión de positrones (PET).


    Hoy en día, esta disciplina tiene un papel importante en la comprensión de la conexión entre el cerebro y la conducta humana, y ha permitido importantes avances en la investigación de trastornos cerebrales y de la memoria.


    Uno de los temas principales de investigación en la psicología biológica en la actualidad es la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse en respuesta a la experiencia. La investigación ha demostrado que la neuroplasticidad juega un papel importante en la recuperación de lesiones cerebrales y en el tratamiento de trastornos como la depresión y el trastorno de estrés postraumático (TEPT) .


    Otro tema de interés en la psicología biológica en la actualidad es el estudio de los procesos cognitivos, como la percepción sensorial, el aprendizaje y la memoria. La investigación ha revelado que estos procesos están influenciados por la actividad cerebral y los procesos biológicos subyacentes.

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